sábado, 29 de enero de 2022

El debate Rawls-Habernas sobre el Liberalismo Politico. Una discusión vigente sobre la justicia.


Tras la publicación en 1971 de la obra de John Rawls. Teoría de la Justicia, se produjo un verdadero revuelo en los ámbitos académicos dedicados a la filosofía jurídico-política y moral. Este debate fue tan intenso que trascendió a otros campos como el de la política o la sociología.

Isaiah Berlin indicó que quizá tras la publicación de la obra de John Stuart Mill, Sobre la libertad, esa obra de Rawls había revolucionado la filosofía política y su influencia tras su publicación era tanta como la obra de Stuart Mill cuando se publicó. Para Berlin, hasta ese momento la filosofía política estaba en una situación de estancamiento y letargo que hacía temer que esa disciplina, que tantas ideas había producido, corría el peligro de quedar en la irrelevancia en un mundo en el que la praxis política preponderante en el siglo XX despreciaba claramente el pensamiento profundo político. 

Esas palabras de Berlin pueden considerarse premonitorias, cuando hoy, aproximadamente 40 años después, puede comprobarse la banalidad y el populismo que prolifera en las ideas políticas preponderantes de algunas democracias que han contribuido de modo determinante a que la democracia se extendiera como el modo más adecuado de organizar las sociedades políticas del siglo XX y XXI. Un ejemplo de ello es Estados Unidos y la ola de populismo que sufre que, esencialmente es antidemocrática.

Rápidamente la obra de Rawls fue analizada, diseccionada y discutida por los principales filósofos políticos, jurídicos y morales como Robert Nozick, Michael Walzer, Charles Taylor y a influenciado determinantemente a autores principales como Martha C. Nussbaum, Amartya Sen, Adela Cortina o Ronald Dworkin. Los trabajos académicos sobre la obra de Rawls pueden contarse por miles, es una literatura ya inabordable por su extensión. Su contenido discurre desde las loas sin discusión a la obra de Rawls, el análisis a la misma, las críticas razonadas a la misma e incluso su rechazo radical. 

En el siglo XX y lo que va de siglo XXI, ninguna obra filosófica de contenidos políticos, jurídicos y morales que analiza la justicia social, su consecución mediante determinados modos que determina y sus raíces morales que exigen que se tome postura frente a la desigualdad de las sociedades del siglo XX, ha generado tantos estudios y comentarios.

La obra de Rawls propone, desde su aparente aridez, pero con un profundo sentido argumentativo, la necesidad imperiosa de revisar la defensa del Estado como medio para lograr un igualitarismo más avanzado, consolidar la Constitución como medio para avanzar en los derechos y libertades y profundizar en la estabilidad de las instituciones, en suma, propone avanzar hacia sociedades más tolerantes.

Posteriormente tras su Teoría de la Justicia y la contestación sistemática y ponderada a los críticos de su obra, John Rawls publicó en 1993 su obra El liberalismo político. En esta obra, prácticamente veinte años después, reformula en parte su obra principal y propone el medio para lograr que las propuestas que allí se contenían puedan llevarse a cabo. Según su tesis, la mejor forma para lograrlo es profundizar a fondo en lo que él denomina Liberalismo Político, que poco o nada tiene que ver con el actual liberalismo económico que partió de las ideas liberales políticas para acabar economizando en sus conceptos toda la sociedad, hasta derivar en la actual deriva neoliberal causante, sin duda alguna, de una forma de populismo, tan peligroso como su contrario, el populismo radical de izquierda de fondo antidemocrático.

Tras la publicación de El liberalismo político, en el que se contiene ya una propuesta de praxis política, pero con una profunda y elaborada filosofía de base, el otro gran filósofo del siglo XX, Jürgen Habermas realizó una crítica objetiva y ponderada a la propuesta de Rawls dio lugar a uno de los debates de filosofía política de todo el siglo XX y que pasará a la historia sin duda por su alto nivel intelectual y argumentativo. En ese debate se enfrentaron las dos concepciones principales de base filosófica, antes que ideológica, de profundización democrática.

Por una parte, la propuesta de John Rawls, que tiene su origen en su concepción renovada crítica del utilitarismo clásico apoyado en una concepción principalmente moral de base neokantiana, todo ello dentro de su filosofía de base analítica, que proporciona una solida base para su propuesta de reorganización democrática de las sociedades contemporáneas. Por otra parte, la propuesta de Jürgen Habermas que tiene su base en la idea que desarrolla en su obra Teoría de la acción comunicativa, y que acaba proponiendo posteriormente en su teoría discursiva. En ella Habermas propone lo que posteriormente ha sido su idea fundamental que ha ido desarrollando en posteriores obras y trabajos, el intercambio continuo de ideas en cuanto a la organización social y política es el único camino para que la sociedad logre los acuerdos necesarios para avanzar en la profundización de la democracia.

Es momento de hacer un inciso sobre Jürgen Habermas y su importancia dentro de la filosofía política y jurídica del siglo XX.  Habermas es un gigante de la filosofía moderna con una obra tan extensa, prolífica y con diferentes aristas que le convierte quizá en el filósofo político más importante actual. Su obra ha analizado, la teoría política, el derecho, la base religiosa de algunas propuestas políticas, la importancia de la Constitución europea o los problemas de la inmigración y el racismo. En suma, un filósofo tan completo que es difícil encontrar ya alguno en la historia de l filosofía política de su envergadura. Sin embargo, ha cargado injustamente con la idea que desde algunos de sus críticos se ha propagado ante la falta de argumentos mejores, en la que se indica que su filosofía es neomarxista. Ello, ha bastado para que sea leído con precaución e interpretado parcialmente desde esa idea. Lo cierto es que Habermas fue asistente de Theodor Adorno que fue uno de los principales integrantes de la Escuela de Francfort, pero no puede considerarse perteneciente a ella. Por el contrario, toda su obra ha partido de la crítica moderada a las propuestas de Francfort y su necesaria renovación como propone en su teoría discursiva.

¿Dónde radica entonces la importancia del debate Rawls- Habermas sobre la justicia social? El centro de su importancia está precisamente en debatir sobre qué es justicia en el último tercio del siglo XX, y que hoy sigue vigente. El concepto de justicia entronca con el avance de las sociedades. En concreto, con el logro de que la sociedad sea más justa, desde las principales necesidades que los ciudadanos contemporáneos estiman como exigibles para mantener su esperanza en que la democracia sea el mecanismo para que las sociedades sean más equitativas y justas.

Las distintas teorías de la justicia, antes y después de la obra de Rawls, siempre han buscado como mejorar la igualdad de los ciudadanos en las sociedades complejas contemporáneas que son profundamente desiguales. Son quizá las propuestas más completas que se han generado por el intelecto humano para resolver lo que el hombre ha buscado durante siglos, mejorar la igualdad, respetar las diferencias y establecer en mayor medida la tolerancia en una época convulsa. Rawls, creyó en ello y todos los posteriores autores que han trabajado en otras teorías de la justicia van tras el mismo fin. 

No puede actualmente dejar de reconocerse que, sin avanzar hacia una mejor y mayor igualdad ante la gran desigualdad aún existente, por la propia complejidad de las sociedades actuales, la polarización crecerá aún más y entonces la democracia retrocederá sin conocer con exactitud posteriormente cuáles serán las consecuencias. Por otro ello, la discusión sobre la justicia de las sociedades es esencial para el progreso contemporáneo, por ello ese debate sigue hoy vigente, y sigue apareciendo, aunque de modo fragmentado, en las obras que tratan sobre los problemas de las sociedades actuales.

Habermas siempre discutió a Rawls que su propuesta, aún siendo honesta y contribuir en un avance y profundización de la justicia, parte de una base moral concreta que presupone que es la más adecuada, sobre ello se mantiene beligerante, ya que el cree mucho más en que el debate y el dialogo debe ser abierto y sin que ninguna propuesta política tenga mejor base social que otra. En eso consiste para Habermas su teoría discursiva. 

Lo más importante del debate no es por tanto el resultado, ni lo fue en su momento, la propia altura intelectual de los debatientes estaba por encima de ello. Lo más importante fue abrir una vía de discusión que hoy, sorprendentemente, sigue mucho más abierta que cuando se produjo, porque precisamente la crisis de la democracia actual es perfectamente reconocible y solo lograr más justicia en la sociedad, corregirá esa tendencia peligrosa para la estabilidad social.

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