sábado, 20 de octubre de 2018

Michael Sandel. El comunitarista tranquilo.



Michael Sandel por derecho propio ya está en la galería de ilustres que han conseguido el premio Principe de Asturias de Ciencias sociales, como alguno de sus antecesores , entre otros Jürgen Habermas, Martha C. Nussbaum, Tzvetan Todorov, Ralf Dahrendorf o Giovanni Sartori, su obra se encuadra en la mejor tradición de la ciencia social, aquella que busca la verdad con plena profundidad intelectual sobre la organización de la sociedad y su problemática contemporánea, todo ello sin atajos o especulaciones ideológicas que la pudieran desviar de su objetivo.

Sandel, es un filósofo político que en la mejor tradición de la filosofía política anglosajona, se ha acercado a la problemática de la justicia en la sociedad actual. Su programa Justicia que se impartía en Harvard, ha sido de los más seguidos y fue multitudinario en matriculaciones. 

Su origen académico quizá quedó ya influenciado por su director de tesis doctoral, Charles Taylor. Sin duda Charles Taylor, es uno de los máximos exponentes de la corriente de filosofía política como es el Comunitarismo, que desde finales del siglo XX ha puesto en duda los postulados clásicos del liberalismo político como filosofía (no confundir con el liberalismo económico o neoliberalismo que están muy alejados de él) que parecía que durante el siglo XX iba a lograr la preeminencia en cuanto a las discusiones sobre la justicia en la sociedades avanzadas, más tras la incomparable y revolucionaria obra de John Rawls, Una Teoría de la Justicia, que convulsionó el debate académico sobre qué es la justicia en realidad y como conseguirla en el mundo actual.
Solo parecía que la teoría de la ética discursiva que Jürgen Habermas desarrolló en su obra Teoría de la Acción Comunicativa podría competir con la metodología de análisis sobre los problemas de la justicia que proponía Rawls, ya que ambos compartían preocupaciones comunes y sus diferencias de método aún siendo distintas no proponían principios de Justicia muy distintos. Ambos tienen su base en la filosofía Kantiana, en la que la razón práctica, la búsqueda de la felicidad por la razón y su verdadera revolución conceptual como era que hay máximas universales de comportamiento que deben regir a los individuos en la búsqueda del bien común, definían realmente los contornos de sus propuestas básicas.
Sin embargo, la complejidad social del siglo XX tras la gran guerra comenzó a aparecer, y tras "los gloriosos 30 años", se empezaron a desvelar que el mundo propuesto por el capitalismo moderado que tenía en sus principios el nuevo contrato social surgido tras la contienda y que el plan Marshall con sus inversiones logro establecer, en el que lo más relevante es que las clases medias y más desfavorecidas de las sociedades avanzadas tenían unos derechos de protección como hasta el momento no se había dado en la historia de la Humanidad, no era un modelo compartido por algunas minorías que comenzaron a aumentar. Así comenzaron a aparecer desacuerdos con las propuestas del capitalismo moderado  que se encarnaban en los aspectos ideológicos y políticos en el modelo liberal moderado o  democristiano, que se intercambiaban con la pujante socialdemocracia los distintos gobiernos y modelos organizativos de la sociedad. 
El comunitarismo aparece por las críticas a la uniformidad que los modelos políticos enunciados proponían como método de organización social en busca de la mejor sociedad, la más justa para otros. Es un movimiento no uniforme pero que se puede consideran como tal, porque tiene señas de identidad muy claras: crítica al modelo liberal y socialdemócrata de organización social, exigencia de que las minorías de distintas índole (culturales, étnicas, lingüísticas o incluso nacionalistas) que comienzan a aparecer de su letargo tanto en Europa como en Estados Unidos puedan ejercer con pleno derecho su cultura tanto en el ámbito externo, frente a la uniformidad de pautas que proponen los modelos clásicos, mayor.
Obviamente esa enorme diversidad es patente y no todas las pretensiones son similares, ni en cuanto a la intensidad ni en cuanto a las propuestas, pero tienen ya tanta presencia que puede considerarse que marcan decididamente una evolución hasta el entonces imperante modelo social de principios kantianos donde los derechos individuales, como fuerza del individuo ante el Estado, se comenzaban a trasponer a la exigencia de determinados derechos de grupo ( derechos culturales, derechos lingüísticos, derechos de diferenciación social) que eran contrapuestos al modelo de derechos individuales.
Filósofos como Charles Taylor, Michael Walzer, Alasdair MacIntyre, incluso Ronald Dworkin, comparten postulados en los que los derechos de grupo diferenciado respecto de las mayorías son defendidos en obras que sentaron los principios teóricos del movimiento Comunitarista. Obviamente movimientos como las propuestas sobre la independencia de Quebec de Canada, que tuvo como lider seminal a Charles Taylor, dieron pie a reivindicaciones de otras comunidades culturales, lingüísticas y étnicas que hasta aquellos momentos estaban calladas bajo la fuerte presión de la filosofía política de corte liberal en el sentido filosófico que se había impuesto.
Michael Sandel, debuta con éxito en el debate sobre la forma de justicia que cree más sensata con un libro que critica con cierto acierto las tesis de John Rawls y su obra Una Teoría de la Justicia, en su obra El Liberalismo y los Límites de la Justicia. En ella, como otros muchos, ataca con cierta virulencia las propuestas ralwsianas en su punto más discutido como es la utilización del "velo de ignorancia" que Ralws propone  en su obra, para asegurar que las decisiones que tomaría la sociedad serían las más justas si los individuos pensasen solo en el bien común sin otras influencias. Pero claro, esta es la crítica que todos los interpretes y comentaristas de Rawls más han utilizado. Pero Sandel, la realiza de un modo complementario a Rawls, lo que convirtió su obra en una referencia a la discusión sobre como conseguir mayor justicia en nuestras sociedades.
La pregunta principal es que ¿qué es justicia?, al modo como Hans Kelsen en su ya conocida obra se preguntaba y que daba titulo a la obra. Kelsen,  lo resolvía todo de un modo jurídico , en parte muy científico y mecánico, que tenia su base en la forma de producir las leyes. Pero sólo las leyes se ha visto que son insuficientes para conseguir ideales de Justicia cambiantes , por su propia rigidez y por algo más problemático: porque su método de creación queda en mano de principios ideológicos, más que en principios morales o si se prefiere éticos y en muchos casos, lo que hace que las ideologías traten de imponer su visión del mundo de modo casi total, lo que impide en gran medida a veces los derechos de minorías que tienen otra cosmovisión.
Justicia, desde un punto filosófico y jurídico, es un concepto muy discutido ya que para unos solo se consigue aplicando la ley vigente sin más, y ello es necesario siempre en sociedades democráticas en las que es básico el imperio de la ley, pero ello tiene un límite, y es que la ley por su propia finitud no contemplará nunca la totalidad de la complejidad de la sociedad, aunque debe tender a contemplarla. Por ello, el debate sobre la Justicia, debe trascender a la ley, yendo más allá, analizando los problemas sociales con herramientas actuales como los Derechos Humanos y sus grandes avances, teniendo en cuenta las tesis de colectivos que hoy tienen personalidad diferenciada como son las mujeres y sus propuestas variadas que se incardinan en el movimiento feminista. Los derechos de los menores, los derechos de los mayores, los derechos de minorías culturales, como las provenientes de la inmigración, con sus diferencias religiosas y de valores. Todo ello, es hoy entre otras muchas cuestiones los componentes que deben barajarse para que el concepto Justicia avance y entonces sí, incardinarse desde esa perspectiva en la legislación que debe avanzar aún mucho más.
Sandel, recoge de modo muy moderado todas esas ideas básicamente en su obra y posteriormente las fue desarrollando ya en las propuestas que en sus cursos y en su obra Justicia, fue decantando desde ejemplos prácticos que hizo que su filosofía se acercara a la gente, saltando desde el ámbito académico al debate público. Esa ha sido su gran aportación a la filosofía política y también jurídica, ya que sus propuestas de cambios de legislación para determinados casos ha hecho que cuestiones complejas pudieran ser discutidas con mayor conocimiento de causas por la sociedad.




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