Posiblemente tras Karl Marx, John Rawls es hasta ahora el filósofo político mas importante del siglo XX y de lo que va del XXI, lugar que comparte con Jürgen Habermas, aunque este último no es estrictamente un filósofo político ya que su obra alcanza a otros campos de la filosofía.
Su obra Teoría de la Justicia sigue dando
lugar a obras de replica, comentarios y a innumerables trabajos
científicos. Sin embargo, pareciera que los políticos profesionales
desconocen totalmente la obra de este insigne científico social que
propuso precisamente algunas pautas para que las sociedades avanzadas
fueran más justas desde el campo científico del liberalismo
político.
No es extraño sin embargo que no sea citado por los
políticos, ya que salvo honrosas excepciones la clase política en
general, no sólo la española, precisamente no hacen gala de una
cultura política profunda, quedándose en lugares comunes que hacen
sonrojar a quien les oye y sin que se tenga precisamente una
preparación específica en el campo de las ciencias sociales.
Volviendo a Rawls, su actualidad es patente
actualmente ya que su principal obra "Teoría de la Justicia"
aborda precisamente los procesos por los que la sociedad podría
elegir qué derechos sería necesario fomentar y desarrollar para que
las sociedades fueran más igualitarias.
Si es cierto que para quien se acerca a la
obra de Rawls por primera vez pueda parecer un filósofo político
difícil, una vez que se comienzan a descubrir sus propuestas va
haciéndose con gran rapidez la luz en una obra que va a servir
todavía durante largo tiempo de análisis y estudio.
En síntesis, su propuesta es aplicable a la actual
problemática existente sobre la sostenibilidad de los Derechos
Sociales ya que lo que nos viene a decir es cómo los ciudadanos de
las sociedades avanzadas elegiríamos qué tipo de derechos
querríamos tener y de que amplitud serían sus prestaciones.
De ese modo, nos propone que mediante un artificio
intelectual que el denomina como "el velo de la ignorancia"
y que deberíamos emplear, pensemos si no tuviéramos otra
información alguna de la sociedad y de sus problemas (velo de
ignorancia) cuales serían esos derechos de los que nos gustaría
disfrutar, de qué modo y con qué condiciones de acceso a ellos.
Lo que parece un dilema teórico insalvable para
otros teóricos que ven en la obra de Rawls una propuesta muy etérea,
sin embargo, cuando uno mismo se propone realizarlo se
puede observar que es muy sencillo y muy fácil enumerar los derechos
que querríamos tener. Así, el tener derecho a una sanidad gratuita
y de calidad, el derecho a una educación eficaz, el derecho a unas
pensiones dignas, el derecho a una protección adecuada ante la falta
de trabajo, el derecho a tener las ayudas adecuadas en caso de sufrir
situaciones de dependencia y el acceso viable a una vivienda
adecuada, podrían ser los principales derechos sociales que la
inmensa mayoría de la ciudadanía señalaría.
En esta época de crisis que conlleva para el
ciudadano gran zozobra y dudas ante los cambios y propuestas de todo
tipo que provienen desde los diferentes agentes políticos, sociales
e ideológicos, la propuesta de Rawls ayuda en gran modo a entender
qué queremos realmente de nuestras sociedades avanzadas. O bien una
sociedad perfectamente rentable en términos económicos o una
sociedad igualitaria que procure lo que los filósofos éticos y
políticos denominar “ la buena vida”. La elección es sencilla.
Por tanto, leamos a Rawls y olvidemos a los voceros
que desde todas las tribunas nos quieren convencer de que tienen el
elixir del futuro. Nunca nadie lo tuvo y menos los que anunciaron
siempre grandes tragedias, vueltas al pasado y futuros sin futuro.
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